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Mariela Guerra Pérez1

Otorgar un sentido a la presencia del otro es un acontecimiento ético y una experiencia de novedad, que nos exige una confirmación de la diferencia y un reconocimiento del sujeto como interlocutor a partir de sus discursos y de su deseo, en tanto son las relaciones sociales escolares las que sostienen la experiencia del educador.

Piedad Ortega Valencia

Escrito de reflexión sobre la escuela. Categoría de análisis del seminario Memoria y conflicto en Colombia

La escuela pública en Colombia está atravesada por el conflicto social, político, económico y militar que se vive en el país. Esto la convierte en un espacio de confrontación donde la exclusión, el autoritarismo, la desigualdad, la discriminación y la violencia se hacen presentes como reflejo directo de la cultura política colombiana. Además, habitan y conviven allí diversas maneras de ver, sentir y por supuesto dirimir el conflicto. No es la escuela un territorio violento, es a ese territorio donde llega no solo la memoria de la violencia, sino los cuerpos violentados; una escuela de sectores populares, estigmatizada socialmente, pero a la vez laboratorio de políticas públicas educativas implementadas por los gobiernos de turno. Esto hace de ella una escuela al servicio de las políticas públicas y de los intereses del mercado capitalista (McLaren)

el neoliberalismo (“capitalismo sin guantes” o socialismo para ricos”) se refiere al dominio corporativo de la sociedad que apoya la procuración estatal de un mercado no regulado […] entroniza una agenda de políticas públicas neomercantilistas (y) señala al mercado patrón de la reforma educativa. (1984, p. 68)

Se deja de lado otro tipo de asuntos relacionados más con las subjetividades y las interacciones simbólicas entre los diferentes agentes educativos, y el entorno concreto de la escuela, es decir, los sentidos, las subjetividades, los afectos, los odios, las complicidades, la confluencia de las emociones y las sensaciones que también se movilizan y configuran en y desde la escuela. Porque la escuela también es un espacio de encuentros y amores, de risas y juegos, de aprendizajes e inconformidades, de locuras y sueños. Un espacio habitado y transitado, como diría la investigadora Argentina Silvia Duschatzky, por unos seres que no solo pasan o están allí, sino que la hacen su casa, su refugio, su lugar de reconocimiento y territorialización, pues gran parte de su niñez y juventud la viven en y desde la cotidianidad creada y recreada en ella.

Y aunque el enfoque de una escuela diseñada para la reproducción, homogénea y acrítica, sigue vigente en el siglo xxi—al igual que las formas autoritarias de interacción socio-escolar—, les apostamos como educadoras a otras teorías enraizadas en la pedagogía crítica, sustentadas en unas relaciones de respeto, solidaridad, fraternidad, reconocimiento del otro y lo otro, que propenden por la complementariedad del conocimiento a partir de la diferencia, la diversidad, el trabajo cooperativo, la recreación-visibilización de los saberes propios.

Con respecto a lo anterior, McLaren (1984) expresa que la pedagogía crítica “Proporciona dirección histórica, cultural, política y ética para los involucrados en la educación que aún se atrevan a tener esperanza”.

Desde la pedagogía crítica podemos observar una escuela en dos sentidos: como reproducción y como liberación, puesto que está constituida por sujetos sociales que van demandando de ella nuevas acciones, propuestas pedagógicas, conocimientos, además de relaciones interpersonales, dependiendo de los referentes ideológicos del momento. Es decir, una escuela viva, productora de subjetividades e identidades culturales, de sentidos y de sinsentidos, donde es posible aprovechar las contradicciones, los conflictos, las desigualdades para el “desarrollo de ciudadanos críticos y activos” (McLaren, 1984, p. 256).

En esta misma perspectiva crítica, Ortega (2008) reconsidera la idea determinista de la escuela. No puede entenderse exclusivamente dispuesta para la reproducción de la cultura hegemónica, porque no se permitiría movilizar los sentidos y las otras connotaciones contenidas allí; así que la define desde dos lugares: lo público y lo democrático, pero también la ve como un lugar de contradicciones y conflictos, en el cual se reproduce la sociedad con todos sus discursos, prácticas y representaciones hegemónicas, sin dejar de trabajar por la resistencia ante las influencias de la cultura impuesta.

Es precisamente en este lugar donde el proyecto de Seminario Memoria y conflicto en Colombia, que desarrollamos las maestras de la Institución Educativa Misael Pastrana Borrero, tiene su asidero y configura su interés investigativo y educativo, retomando el conflicto y la violencia que se vive en el país y el entorno escolar como elemento de análisis histórico, social, territorial y ético-político desde un enfoque relacional y una mirada crítico-social desde la cual la memoria cumple un papel central. Una memoria que aparece, y se trasluce en subjetividades, corporalidades, lenguajes, símbolos, imaginarios, comportamientos, interacciones y, por supuesto, la convivencia escolar. Una memoria que aflora con mayor claridad cuando se va logrando a través de la investigación y el debate que los estudiantes comprendan que la violencia, la guerra, la desigualdad social y la indiferencia no son fenómenos aislados o naturales, que tienen unas causas históricas, unas raíces estructurales y están conectados con su presente. Que la historia es dialéctica y la construimos los seres humanos y es posible cambiarla, de-construirla, re-escribirla desde otros lugares del conocimiento, y que ahí ellos desempeñan un papel fundamental como sujetos sociales.

Referencias

McLaren, P. (1984). La vida en las escuelas. Una introducción a la pedagogía crítica en los fundamentos de la educación (S. Guardado, trad.). Siglo xxi editores. href=”https://www.uaeh.edu.mx/profesorado_honorario_visitante/peter_mclaren/presentaciones/LA%20VIDA%20EN%20LAS%20ESCUELAS.pdf”>https://www.uaeh.edu.mx/profesorado_honorario_visitante/peter_mclaren/presentaciones/LA%20VIDA%20EN%20LAS%20ESCUELAS.pdf

Ortega, P. (2008). La escuela, un espacio social en crisis. [Capítulo en construcción de la tesis doctoral]

Notas

1. Maestra del área de ciencias sociales, Candidata a Doctora en Educación.