
Diego Fernando Álvarez Campos
En Atlixco, México, muchos hombres laboran en el sector florícola. Pasan largas jornadas cuidando las plantas que luego van a ser vendidas en viveros o exhibidas en jardines. Trabajan para aportar al sostenimiento de sus familias, enseñan a sus hijas e hijos su oficio, y a estos últimos a ser hombres. Gozan de los privilegios que la jerarquía de género les da, al tiempo que sufren la exclusión y la pobreza provenientes del racismo y la desigualdad de clase. Estas fotografías las tomé entre 2021 y 2023, como parte de mi tesis doctoral sobre masculinidades con floricultores de Atlixco. Algunas son de tipo documental, hechas durante la investigación etnográfica en la que varios hombres compartieron conmigo su día a día en el trabajo. En otras, a partir de nuestras conversaciones sobre la masculinidad, posaron para la cámara re-presentando corporalmente aquello que para ellos significa ser hombres.















“Me independicé hace unos ocho meses, tenía problemas familiares y decidí alejarme para tener más independencia. Ahora me siento un poquito más libre…voy prácticamente haciéndome hombre.”
Carlos, 18 años.
“Yo soy padre de cuatro hijos varones que no les he dado el mal ejemplo de andar en la calle emborrachándose y drogándose, sin oficio ni beneficio para la sociedad. Creo que estoy creando buenos ciudadanos, todos mis hijos saben trabajar.”
Enrique, 36 años.
“Los problemas son diferentes. Las mujeres prefieren platicarlo, nosotros no, nosotros vamos a lo recio (risas), al fronteo.” David, 19 años.
