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Tiempo de lectura estimado:22 Minutos, 55 Segundos

Lilián Irene Farias Curtidor1

Leidy Catherine Morales Pelaez2

Yuli Paola Martínez Guzmán3

Mesa de participación: mesa 2. Género, feminismos y prácticas educativas y pedagógicas

Resumen

Lunita consentida hace parte del ejercicio pedagógico que surge dentro de la colectiva escolar crisálida del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar (iparm), como una manera de dialogar acerca de la menarquia y todos los mitos y violencias simbólicas que han existido en nuestros contextos más cercanos, por lo que se convierte en una herramienta pedagógica de resistencia frente a lo que significa ser niña/mujer en nuestros territorios y cómo podemos resignificar procesos como la menstruación y tratarlo desde una perspectiva de derechos.

Palabras clave: Autocuidado; gestión menstrual; menarquía; círculos de palabra

Crisálida como construcción de lugares seguros para las niñas y mujeres

Habitan en la caverna de mi corazón 

dos mujeres tejedoras de historias.

Una es más vieja y de alma sabia,

la otra, es más joven y tiene un alma curiosa.

Cuando las fui a visitar estaban una frente a la otra.

Cada una sostenía un extremo de un gran hilo dorado,

con el cual tejían magia.

Mientras la más joven introducía en la aguja enhebrada varias letras,

la más vieja con su sabiduría las iba deslizando con delicadeza a través del hilo, 

y de esta forma urdian con paciencia y amor, palabras medicina…

Ximena Nohemí, Relatos del Cántaro.Las tejedoras de deseos

Crisálida es un colectivo de mujeres, estudiantes de grado noveno, décimo y undécimo, egresadas y maestras, del colegio de la Universidad Nacional, Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar (iparm), que se origina gracias al deseo y el trabajo de un grupo de estudiantes de grado once, de la promoción 2020, quienes fueron víctimas de sexting por parte de algunos de sus compañeros hombres del colegio o de sus parejas; y que gracias a esa exigente experiencia, decidieron generar acciones de protección y prevención pensando en todas las niñas del colegio, para prevenir estos comportamientos agresivos contra las mujeres y evitar que más niñas y mujeres tengan que pasar por situaciones de dolor e indignación como las que ellas vivieron. 

Crisálida busca contribuir a que el iparm sea un espacio del buen vivir para todas y todos, en donde cada día se logre tomar mayor consciencia de las diferentes formas de violencia que se han normalizado como sociedad e institución, y que se pueden ir transformando a partir del diálogo y de nuevas prácticas sentipensantes en donde cada una y cada uno tengan un lugar, como lo es el “círculo de la palabra”, e igualmente se han unido esfuerzos que han generado distintas acciones pedagógicas encaminadas a la promoción del respeto, el autoconocimiento, el autocuidado y el cuidado del otro.

Dichas acciones, vienen arrojando como resultado la necesidad de seguir construyendo una escuela que articule los procesos académicos con las realidades y sentires de cada uno de los miembros de la comunidad abordando ejercicios y temáticas como: autoestima, autocuidado, autoconocimiento, la necesidad de una reconciliación con el propio cuerpo y con el ciclo menstrual, autoaceptación, gestión emocional, aprender a marcar límites claros, conocimiento de rutas y protocolos a seguir en caso de denuncias de distintos tipos de violencias hacia menores y mayores de edad, acompañamiento en procesos de sanación y reparación, promoción de la justicia escolar restaurativa, sororidad; y estrategias para visibilizar situaciones relacionadas con la salud física o emocional, clima escolar, vulneración de derechos, que luego se traduzcan en proyectos con planes de acción claros.

Figura 1: Círculo de la palabra

Fuente: archivo personal de las autoras.

Círculo, somos un círculo, dentro de un círculo, sin principio y sin final, y la rueda del amor nos da el poder, y la rueda del amor la Paz… (Canto Tradicional Indígena, Náhuatl)

Metodología: Círculos de Palabra

Para las culturas indígenas de nuestro país, los círculos de palabra son parte de su saber y de sus procesos naturales de comunicación, investigación-acción-participación, como un impulso vital en la construcción de su comunidad. El círculo en sí mismo permite que cada persona ocupe un lugar, que cada persona sea reconocida y escuchada, dentro de este tejido que busca acompañar con “palabra de consejo”, en el que se genera una escucha activa, consciente y en donde la palabra tiene vida, es respetada y honrada. 

Para crisálida, el círculo de palabra se ha convertido de una herramienta de construcción de comunidad, al entenderlo como una estrategia donde cada una y cada uno tiene su lugar, donde a partir de la diversidad se nutren las conversaciones y se plantean acciones transformadoras en los diferentes territorios, dando espacio a cada sentir y pensar, respetando la diferencia y dejando de lado la idea de que estamos en un escenario donde todos somos iguales —entendiendo la igualdad aquí como sinónimo de que todas y todos aprendemos de la misma forma y al mismo ritmo, que a todas y todos nos gustan o nos disgustan las mismas cosas o que debemos tener las mismas preferencias en cuanto a religión, política y orientación sexual que se ha determinado socialmente aceptable o socialmente no reprochable—. En este sentido, tratamos a través de nuestras prácticas de darle cabida a esas particularidades, cosmovisiones y sentires que tiene cada integrante con quien compartimos en los diferentes espacios.

De esta forma, los círculos de palabra nos han permitido escucharnos, reconocernos, acompañar los dolores y las heridas presentes en el camino de cada quien, cobijarnos y buscar estrategias para sanar, para promover la construcción de una comunidad incluyente y respetuosa, una comunidad empática y solidaria, en la que exista la confianza y se transiten senderos de paz y armonía. De igual forma, los círculos de palabra han marcado el camino a seguir, a partir de la evidencia de las necesidades puntuales de las integrantes del colectivo y de la comunidad iparm, permitiendo generar acciones concretas encaminadas a la promoción de una comunidad segura para todas las personas de la institución, y a la prevención de violencias de todo tipo al interior de nuestra comunidad. Otras herramientas que se han incorporado al proceso son: el tejido, la música, el arte y el trabajo colaborativo.

Acciones

Como procesos de reflexión, acción y participación, cada una de las intervenciones realizadas han sido el resultado del trabajo del diálogo y la escucha. Algunos ejemplos de esas acciones son:

  • Enlazando Historias: trayectorias de vida y lazos entre niñas. Sororidad. Taller que consistió en un compartir de experiencias de mujeres que han tenido que vivir situaciones difíciles y las herramientas y caminos que siguieron para superarlas, dirigido solamente a mujeres, estudiantes de bachillerato. Diálogos acerca de la sororidad y cómo cultivarla. 
  • Palabras de Mujeres. Se vistieron los muros del colegio con carteles elaborados por estudiantes de grado once y maestras, participantes del colectivo Crisálida, con mensajes alusivos al cuidado de la mujer. 
  • Taller de sensibilización 8M. Dirigido por las estudiantes de grado once, en donde se buscaba indagar 1) ¿Te has sentido vulnerada o maltratada en el iparm? 2) ¿Has contribuido de alguna manera a la violencia contra la mujer? 3) ¿Hay escenarios de violencia de género que normalizas? 4) ¿Cómo contribuyes a la no violencia? Para primaria, se observa que las y los estudiantes no identifican en su gran mayoría algún tipo de violencia (solo entre 2 y 4 estudiantes, por curso entre 4° y 5°) y algunos de los comentarios de las niñas son que se han sentido maltratadas porque “no puedo jugar futbol porque soy una niña”. Mientras que para bachillerato de 6° a 11°, entre 6 y 21 estudiantes por curso reconocen e identifican que existe violencia o maltrato en el iparm, y además se evidencia en acciones cotidianas como los juegos, las bromas, groserías, burlas y comentarios, hasta tocamientos en algunos casos. Además, hay un énfasis claro en que esa agresión se da con respecto a características físicas, roles de género, orientaciones sexuales y/o identidades de género, lo que a veces lleva a invisibilizar las diferentes formas de violencia a la que estamos expuestas/os.
  • Aseguranzas para Cuidarnos Bien. A manera de símbolo, como una acción de reflexión masiva, recordando una tradición indígena de algunas etnias de Colombia mediante la cual, luego de hacer su ritual de agradecimiento y “pago” con danzas y cantos a la madre tierra por todo lo recibido, se coloca un hilo de algodón que es tejido por las mujeres y lleva una chaquira negra en el centro, se amarra como una pulserita que nos recuerda el acuerdo, y la presencia de la luz en la oscuridad. En este caso, buscamos que esta aseguranza-pulsera, nos recuerde que todos queremos asegurarnos de cuidarnos bien, y que nos comprometemos a cuidar a todas las mujeres. Esta acción se desarrolló con todos los miembros de la comunidad presentes en la institución ese día: estudiantes desde preescolar hasta grado once, maestras, maestros, personal administrativo y de servicios generales. 
  • Círculo de Mujeres sobre Salud Menstrual. Se desarrolló un círculo de mujeres, conformado por maestras y estudiantes, para dialogar y reflexionar sobre cómo fue su menarquía (primera menstruación) y cómo se sienten en este momento de sus vidas con sus ciclos menstruales. Se compartieron herramientas de bienestar menstrual desde las experiencias de cada una y desde la sabiduría ancestral de algunas comunidades indígenas, y sugerencias de alimentación saludable. De igual forma, hablamos sobre las ventajas y desventajas de los distintos tipos de herramientas de recolección de la sangre menstrual como toallas higiénicas, tampones, copa menstrual y toallas de tela. Se socializaron experiencias en relación con el papel de los hombres cercanos a cada una en el ciclo menstrual.
  • Círculo de Maestras. Círculo-Taller dirigido a las maestras de crisálida, con el propósito de generar reflexiones frente al autoconocimiento: sueños, miedos, significado de ser mujer, experiencias, reconocimiento, autoconcepto.

Semanas culturales

Las semanas culturales dentro de la institución están lideradas por estudiantes de grado once, quienes recogen propuestas de estudiantes, maestras y maestros, dentro de las cuales crisálida ha participado con las siguientes intervenciones:

  • Taller de educación sexual. Por Ángela Reyes, invitada de la Secretaría de la Mujer.
  • Taller Colombia diversa. Por Emilio Juanita Gallón Escobar. Antropólogo de Colombia Diversa (ong), que ha trabajado en el proceso de justicia transicional.
  • Taller cartilla “soy extraordinaria”. Creada por la Liga Internacional de las Mujeres por la Paz y la Libertad Colombia y UNICEF. Adaptación para niñas y niños por la maestra Ana María Rodríguez. Actividad dirigida por las estudiantes de once.
  • Taller nuevas masculinidades. Dirigido por estudiantes de once.
  • Taller experiencias de vida: Espacio de diálogo y reflexión entre mujeres, sobre sus experiencias de vida y cómo lograron solucionar y superar las situaciones que se han presentado. Invitadas especiales. 
  • El museo de la mujer – Mujeres a través de la historia. Dirigido por estudiantes de once, acompañado por maestras. Espacio interactivo que busca reflexionar sobre el papel de la mujer en la historia, la visión que tienen los y las estudiantes sobre el significado de ser mujer y ser hombre, la reflexión frente a situaciones en las que las estudiantes del colegio se han visto vulneradas o agredidas, mediante un espacio para escribir de forma anónima estas experiencias. De esta experiencia surge la necesidad de seguir abordando el fortalecimiento de la autoestima, el autocuidado y de generar espacios de diálogo frente a las distintas realidades que vivimos. En este taller se generó un espacio para escribir de forma anónima y voluntaria experiencias dolorosas, arrojando información que evidencia distintas situaciones de violencia sexual y de género al interior de los hogares y del colegio, que es lamentable, pero que nos recuerda la necesidad de seguir trabajando en ejercicios de sanación y de transformación. 
  • Taller creamos nuevas historias. Espacio para las y los más pequeños, por medio de la literatura infantil, en donde se abordó el tema de los estereotipos y cómo desde algunos cuentos a veces se limitan los personajes a tener unas características que parecieran propias o naturales a ellas y ellos. 
  • Taller resignificando canciones. Dirigido por la maestra Catherine. Por medio de un espacio donde se escucharon los intereses musicales del grupo, se logró analizar si las canciones estigmatizan o discriminaban a algún grupo social, por su identidad de género, su orientación sexual o cualquier otra condición de diversidad. Se construyó una nueva letra para la canción que escogieron.

Experiencia niñas y maestras “niñas y mujeres poderosas”

Esta experiencia convoca en primera instancia a niñas del grado tercero (2022) en torno a un círculo femenino, donde se propone reflexionar a partir de 7 preguntas alrededor de la frase eje “Niñas poderosas”. Este ejercicio fue guiado a través de varios momentos. Se dio un espacio de conexión personal (música suave, velas, aromas), luego un espacio de reconocimiento en el aquí y el ahora para dar paso al momento central de la experiencia en donde a cada estudiante se le entregó una hoja con la frase “Niñas poderosas” y papelitos de colores donde se les propuso escribir lo que pensaban al respecto de las preguntas guía, (estas preguntas iban encaminadas a generar reflexiones en las estudiantes acerca de lo que les gusta y no les gusta de ser mujeres, sus sueños, sus miedos, sus tristezas, su poder, y finalmente lo que cada una podía definir en torno a qué es ser mujer). 

En esta fase de introspección a través de la escritura las niñas tuvieron un espacio de expresión tranquilo y de confianza, así se dio paso a un espacio de socialización de sus escritos. Fue una experiencia muy enriquecedora que evidenció la necesidad de generar un espacio de expresión acerca de cosas naturales y cotidianas, pero que no están contempladas en el currículo escolar de manera directa. En otro momento se convocó a esta misma experiencia a las maestras de la Institución que quisieran participar, con la convicción de la que habla Thomas (2023):

tiene que haber lugares de encuentros, de sororidad, de affidamento y de resistencia para las mujeres, que sea para quienes desean reinventarse desde la felicidad, quiero decir desde estos escasos instantes cuando el yo se encuentra en armonía con la idea que tenemos del mundo.

La experiencia resultó también muy acogedora y afectuosa, en este caso aportó a la integración y al fortalecimiento de lazos de amistad y trabajo. 

Al analizar estas experiencias, se pudo observar que, en el caso de las niñas, sus respuestas van guiadas a un sentir conectado con la experiencia de crecer, con expectativas de lo que viene, pero también marcadas por experiencias, modelos femeninos y pautas de crianza que ya han experimentado en su corta vida y que evidentemente marca sus ideas y conceptos con respecto a lo que es ser mujer (La experiencia siempre estuvo guiada a la expresión de sus sentires, no se entró a preguntar porque piensas o expresas esto o aquello, fue un espacio de reconocimiento propio y expresión libre y tranquila).

En el caso de las maestras, la experiencia llevó a conectar con la experiencia de infancia, pautas de crianza, vivencias que marcan el ser mujer (sobre todo el rol de madre), un ejercicio que se tornó más nostálgico, más reflexivo, mucho más conectado a una esencia femenina que aún se va construyendo, porque aunque seamos profes jóvenes o mayores, se identifica que aún se presentan nuevos retos, nuevos cuestionamientos, miedos, inseguridades, alegrías, en fin, fue un círculo en el que se añoro tener más tiempo para poder compartir y reflexionar otras cosas.

Taller Lunita Consentida

A partir del círculo de la palabra, que surge como necesidad hablar acerca de las experiencias que se tienen en relación con la menstruación, en donde evidenciamos que tanto maestras como estudiantes hemos tenido una relación poco afectiva con este proceso, debido a varios mitos y creencias que existen alrededor de esta. O volviendo a la reflexión de Chimamanda Ngozi Adichie (2023)

¿Por qué nos educan para hablar en voz baja del periodo? ¿para qué nos abrume la vergüenza si la menstruación nos mancha la falda? La regla no es motivo de vergüenza. La regla es normal y natural y la especie humana no estaría aquí si la regla no existiera.

Nos hacemos el propósito de resignificar y de alguna manera realizar un acto de reconciliación con nuestro cuerpo, con ese primer territorio que habitamos. En el 2023 y  2024 [LC1] se realizó un ejercicio de bienvenida a la menarquia con estudiantes de 4° y 5°, en un esfuerzo mancomunado con las familias, quienes estuvieron a cargo de elaborar una cajita, en donde el ingrediente principal fuera el amor, por lo que les escribieron a sus hijas, les incluyeron muchos elementos que permitieran un gesto de “apapacho” (dulces, frases) y la forma en como ellos creen que es el mejor producto para la gestión menstrual (toallas higiénicas, copa menstrual, tampones, etc.). 

Las experiencias mencionadas, nos permiten encontrarnos a pensarnos sobre cómo vivirnos y experimentarnos mujeres, y poder construir y compartir espacios para hablar de aspectos fundamentales en esta experiencia. Se convierte, sin duda, en un reto para evidenciar un tema que no se encuentra dentro currículo y nos permite dialogar desde una perspectiva de género y de derechos humanos. Es muy importante para nosotras como maestras que guiamos y acompañamos este proceso desde Crisálida, con estudiantes y maestras, generar espacios que enriquezcan procesos de comunicación, de reconocimiento, de respeto a la diferencia, y que aporten a la construcción de un entorno escolar inclusivo y respetuoso.

Impacto en la política

A partir de la ley 1620, por la cual “se crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar” (men, 2013), hemos evidenciado un esfuerzo grande por parte de varias instituciones por formalizar los protocolos de atención a varias situaciones que afectan la convivencia escolar y que se reúnen en el documento “Directorio de protocolos de atención integral para la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos, derechos sexuales y derechos reproductivos” de la Secretaría de Educación del Distrito (sed). Sin embargo, no son suficientes los esfuerzos mencionados anteriormente por parte de las entidades del Estado, sino que se hace necesario que al interior de cada una de las instituciones educativas dialoguemos acerca de esa normatividad que surge por las necesidades existentes en los contextos. Además, es importante garantizar que dentro de los procesos de denuncias por violencias sexuales o de género, no se generen acciones de revictimización, sino de protección y acompañamiento; en esto último todavía nos falta mucho por hacer como sociedad.

Es por eso por lo que soñamos y trabajamos por ser sujetos transformadores de nuestros territorios, conociendo las realidades y los conflictos que nos aquejan en cada uno de los espacios escolares, a partir del dialogar, indagar, poner en conocimiento de la comunidad escolar lo que ocurre, y transformar las prácticas que no ayudan a que nos sigamos construyendo como una comunidad para el estar bien.

En esta medida, creemos que el impacto de Crisálida en la política va dirigido a que seamos reconocidas como un proyecto que construye una voz colectiva y se opone a las diferentes manifestaciones violentas que ocurren dentro del colegio, por medio de acciones de promoción y prevención que surgen de las propuestas de las integrantes del colectivo. 

Existe además una situación especial, al ser el iparm un colegio que está dentro de la Universidad Nacional y que hace parte de la misma, por lo cual es necesario que se sigan estableciendo diálogos con los distintos estamentos universitarios como el observatorio de género, el Comité de Género, el proyecto de Equidad de Género, entre otros, para seguir construyendo un tejido que incluya cada vez de una forma más directa y viva a los y las menores de edad que habitan nuestra comunidad, dentro de ejercicios que nos permitan compartir experiencias y generar acciones concretas a nivel Institucional, como Universidad, para proteger y garantizar los derechos de todas las personas que habitan la comunidad de la Universidad Nacional.

Adicionalmente, es necesario mencionar que Crisálida se ha convertido en un espacio seguro para estudiantes y maestras, y gracias a ello empezaron a llegar denuncias, que luego de seguir los protocolos establecidos y buscar nuevos caminos y apoyos institucionales dentro y fuera del colegio, generaron una medida de protección para estudiantes menores de edad, por lo cual dos maestros fueron retirados provisionalmente de su cargo; sin embargo, los procesos de investigación, tanto al interior de la universidad como en la Fiscalía, han sido terriblemente revictimizantes, irrespetuosos y muy dolorosos para las estudiantes, familias y maestras denunciantes. Esperamos seguir aportando para que estas rutas y protocolos cada vez sean más humanos y cobijen verdaderamente a las mujeres víctimas de violencias, más aún si son menores de edad.

Conclusiones

Crisálida – Mujeres con Alas ha sido un espacio muy importante, especialmente para las estudiantes, exalumnas y maestras participantes. Para las estudiantes gestoras se convirtió en un ejercicio de reparación de sus propias heridas, al tiempo que un ejercicio de protección hacia sus compañeras de cursos inferiores. Por lo tanto, es una siembra de solidaridad, esperanza y respeto, una apuesta por la paz, la armonía y el amor. 

El trabajo que viene desarrollando Crisálida ha logrado impactar en toda la comunidad y generar distintos tipos de reacciones, positivas y negativas, frente a los llamados de atención en relación con la forma como nos relacionamos y a la necesidad de transformar prácticas agresivas que se siguen naturalizando. El camino sigue siendo largo y el esfuerzo debe ser cada vez mayor, porque no es fácil generar transformaciones en prácticas que están tan arraigadas en nuestra sociedad. Por lo mismo, es necesario seguir desarrollando la creatividad para buscar nuevos caminos, siempre amorosos y respetuosos, nuevas estrategias pedagógicas que nos permitan comunicar de forma asertiva, afectiva y efectiva. 

Como maestros y maestras, necesitamos construir y garantizar espacios donde podamos escuchar a nuestras y nuestros estudiantes, ya que siempre nos muestran nuevos caminos, evidencian necesidades y así mismo propuestas y soluciones, que muchas veces nosotros no alcanzamos a ver. 

Es importante incorporar los círculos de palabra en nuestra cotidianidad. Estos han evidenciado ser una herramienta muy importante tanto a nivel pedagógico, como terapéutico, un ejercicio necesario en la construcción de comunidad.  

Es necesario generar más espacios seguros en nuestros distintos territorios, en los que se puedan tejer lazos de confianza, cuidado y cobijo, en el que nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes, maestros y maestras, madres y padres, puedan ser y sentirse escuchados y escuchadas, y que nos recuerden que juntos somos más fuertes y que el trabajo colaborativo es un camino muy poderoso. 

De igual forma, luego de pasar por distintas experiencias de denuncias de menores de edad en relación con situaciones de violencias sexuales y de género, reconocemos con profunda preocupación que es una necesidad de esta sociedad seguir ajustando los protocolos y rutas de atención y capacitando a los funcionarios a cargo de los mismos, para que los procesos de denuncias, que ya de hecho son bastante dolorosos, no se conviertan en un camino de revictimización, sino en un camino de protección y cobijo. 

Crisálida empezó como una iniciativa de mujeres para mujeres, pero se ha venido transformando y la participación de los hombres ha sido muy importante tanto en la sugerencia de propuestas como en la implementación de las diferentes acciones a nivel institucional. Es muy importante seguir transformando este espacio para que sea de todas y todos.

Los talleres de Lunita Consentida han tenido un impacto muy positivo en la forma como las niñas, los niños y sus familias conciben la menarquia y el ciclo menstrual, comprendiendo la importancia de acompañarnos y construirnos como comUnidad.Por último, compartimos un texto escrito por una participante del colectivo, en relación con lo que ha significado para ella la experiencia en Crisálida:

Figura 2. Experiencia en Crisálida

Fuente: archivo personal de las autoras.

Mi experiencia en crisálida fue de fuerza, amor y compañía. Me sentí muy cercana a mis compañeras, desahogando tantos dolores que acostumbramos a callar, que normalizamos y cargamos por ser mujeres en esta sociedad. Crisálida fue un espacio para cuestionar, sanar y construir. Juntas y a punta de pequeños cambios podemos transformar.

El siguiente texto fue escrito por una exalumna del colegio iparm, de la promoción 2022, integrante de Crisálida y promotora de muchas de las actividades que se desarrollaron el año pasado. Fue leído por ella en su ceremonia de graduación, antes de hacer una intervención musical, como un ejercicio de alzar la voz, de decir, de gritar, expresar y compartir el sentir de un colectivo de mujeres desde la música:

Una pequeña oruga que finaliza su camino y transmuta a mariposa.

En este tránsito la crisálida es el refugio en el que habita durante su metamorfosis. Contiene su esencia, la mantiene y la alista para desplegar sus alas. Cuando la mariposa está lista, deja la crisálida atrás y vuela.

Crisálida nació de la necesidad de refugio ante las distintas manifestaciones de violencia de género que todavía hoy vivimos en el país. Un refugio para crecer, cuestionarse y sanar. Una oportunidad. Una defensa colectiva y constante contra una sociedad patriarcal y opresora que desde pequeñas nos juzga; nos violenta por nuestra forma de vestir, por la forma de nuestros cuerpos, por los deportes que decidimos practicar, por la profesión que elegimos, (por un escote, por una falda), por caminar solas. 

Durante el transcurso de dos años, crisálida no solo ha sido un medio de compañía ante las situaciones difíciles que nos hemos acostumbrado a sufrir por ser mujeres, sino un espacio de reflexión constante que busca integrar a toda la comunidad del iparm desde el respeto y el amor; por medio del arte, la pedagogía y la expresión para construir un colegio con niñas fuertes, seguras, autónomas, conscientes y sin miedo. 

Un colegio que eduque a futbolistas y científicas tanto como bailarinas y modelos. Un colegio en el que no nos sintamos limitadas por nuestra apariencia; en el que no tengamos miedo a ser expuestas por nuestros compañeros en redes sin nuestro consentimiento; en el que nos sintamos cómodas en cada una de las clases; en el que sean respetadas las diversidades sexuales.

Hoy, estudiantes y profesoras, que hemos trabajado durante este año en crisálida, vamos a interpretar la versión Colombiana (con algunas adaptaciones hechas por nosotras) del tema musical “Canción sin miedo”, de la compositora Mexicana Vivir Quintana, que denuncia los feminicidios en México, pero que además se ha transformado en un himno de fuerza y unión para todas las mujeres en América latina, y hoy queremos no solo que sea un himno de fuerza sino de esperanza, un legado para seguir construyendo posibilidades.Hoy les cantamos esta canción, juntas, libres y sin miedo por todos los testimonios que hemos recibido de estudiantes que se sienten reprimidas y violentadas, porque a veces el arte es el único medio para ser escuchadas. Hoy cantamos con el deseo de que pronto todas, todas, mujeres con alas, podamos volar. (Luna Agudelo)

Referencias

Ngozi, C. (2023). Querida Ijeawele Cómo educar en el feminismo. Random House. 

Thomas, F. (2023). Nosotras, las mujeres. Intermedio. 

Ministerio de Educación Nacional [MEN. (2013. Ley 1620 del 15 de marzo del 2013. MEN. Secretaría de Educación del Distrito [SED]. (2022). Directorio de protocolos de atención.  integral para la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos, derechos sexuales y derechos reproductivos. Versión 5.0. SED


  1. Licenciada en Música. Magíster en musicoterapia, Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar -IPARM. lifariasc@unal.edu.co ↩︎
  2. Magíster en Comunicación-educación, Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar -IPARM-
    lemoralesp@unal.edu.co ↩︎
  3. Licenciada en Pedagogía Infantil, especialista en Pedagogía, magíster en Educación, Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar -IPARM. ypmartinezg@unal.edu.co ↩︎